Uno de esos hechos artísticos en los que uno no sabe si hablar de la obra, de las actuaciones, de la dirección, del vestuario o la escenografía… No quiere uno hablar de nada, quiere hablar con los personajes para seguir preguntándoles cosas, quiere consolarles y ayudarles a amasar el pan…Quiere apoyar sus ideales y protegerlos del sufrimiento… Cuando la empatía se logra a ese extremo aún cuando la violencia no es totalmente visible, sino que se conoce de oídas, y no se hace patente en la escena, me parece que se ha logrado uno de los efectos teatrales más finos y tal vez difíciles. Cuando el verdadero amor humano seduce más allá de toda historia.
Tranquilamente, como de paseo, Gené se metió en la discusión del papel de los pastores (Obispos) en las situaciones de extrema violencia y opresión, dejando en espera de respuesta la pregunta sobre el uso del poder de la Iglesia Católica en esos momentos límites. Una congregación que intenta asimilarse al pueblo que la rodea pero nos preguntamos ¿hasta que punto? y ¿A quienes?.
La hermosa música compuesta por Camilo Parodi acompaña el camino con el color justo para mantenernos en este paseo por los cielos y los infiernos terrenales.
La situación la delimita claramente la vecina y sus reclamos… esa vecina que no simpatiza con las ideas de unas monjas que visten como gente cualquiera y salen a trabajar algunas veces, azorada porque no sabe qué pagarles cuando le aplican inyecciones. No es claro para esta mujer el porqué de estas actitudes y es amenazante este dúo viviendo en una casa como las demás. La presencia de esta vecina «arpía» ayuda mucho ya que los hechos planteados no están marcados por cuestiones históricas reconocibles. Ella nos sitúa en los años 70, con su cigarrillo y en Argentina, con su estilo particular de miedo.
El camino de Ana (Daniela Catz), desde sobreproteger a Úrsula (Maia Francia) hasta conmoverse por el sufrimiento de las víctimas de ese sistema autoritario es lo que hilvana la obra, pero el papel más desconcertante es el de Úrsula, con su inquietante inocencia e infantil ceguera, que se convierten en valentía en un instante, para volver luego a ser la casi niña, tan monjita ella. Esto es fluidamente transitado por esta tremenda pareja de actrices gracias a una maravillosa dirección.
La tensión entre Cerone (Camilo Parodi) y las monjas es perfecta, sostenida y natural…. La mano de un director como Eduardo Graham sostiene todos estos juegos de mente y emociones para que nada nos permita salir de ese perverso tira y afloje. También marca claramente ese diálogo con una presencia particular, “el Sagrario”, donde las hostias consagradas parecen no responder, tal vez para no repetir lo que el Evangelio ya dijo en su tiempo. Pero hay una gran duda que nadie contesta ¿que quiso decir Jesucristo con ser «astutos como serpientes»? o tal vez ¿Para qué utilizarán la astucia?
Que decir, excelentes actores, con una dirección de lujo, una escenografía muy buena y un vestuario perfecto, con un detalle en la ropa de las monjas, (un toque francés) que se corre un poco para bien de lo esperado… La obra es una joya como historia y dramaturgia.
De esas cosas que recordaré seguramente por mucho tiempo cuando hable de teatro.
María Inés Senabre
Ficha Artística-Técnica
Autor: Juan Carlos Gené
Actúan: Daniela Catz, Maia Francia, Ariel Guazzone, Camilo Parodi, Mario Petrosini, Silvina Katz, Silvia Trawier, Agustina Iparraguirre, Pablo Oubiña, Leonardo Díaz
Dirección: Eduardo Graham
Diseño de Escenografía y Vestuario: Carlos di Pasquo
Realización Escenográfica: Darío Tarasewicz – Justo Noetinger
Diseño de Iluminación: Fernando Díaz
Música original: Camilo Parodi
Músicos: Camilo Parodi, Agustina Iparraguirre, Pablo Oubiña, Leonardo Díaz
Prensa: Marisol Cambre
Asistente de dirección: Eugenia Palioff
Asistente de escena: Verónica Caminos
Producción ejecutiva: Lorena Carrizo
Teatro Andamio ´90 | Paraná 660 | CABA
2 comentarios en “GOLPES A MI PUERTA- mayo 2013”